lunes, 12 de abril de 2010

Pequeño estudio sobre Juan 7


JUAN
"7:17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. 
7:18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. 
7:19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? 
7:20 Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte?"






En el v. 17 se representa el orden correcto que Dios exige al hombre para entender su Palabra, el que quiera conocer ha de hacer primero la voluntad de Dios. Esto también se aprecia en Juan 6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Hemos creído y conocemos. No dice conocimos y hemos creído como le demandaban, con las señales, los judíos. Existe un evidente contraste entre esto que vemos en el v. 30 del 6 "Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? y el 6:69 y el 7:17.

La gente dice que necesita ver para creer, pero no es verdad, eso demandaría más señales y más señales. Cuando tienes un amigo que no te cree, ya le puedes dar toda serie de explicaciones, datos o evidencias que si no te quiere creer no lo hará y se justificará constantemente. Tú te desesperas porque no entiendes que no pueda creerte con tal avalancha de evidencias hasta que te das cuenta que es inútil. Nunca te va a creer, porque no quiere creerte, no le interesa creerte. Le resulta más cómoda su posición actual, que modificarla.

El orden correcto es el de Pedro. Eso sí es fe. Lo otro no lo sería. Qué curioso que ese orden hace que conozcas (y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres).

Hebreos 11:1 "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". 11:3 "Por la fe entendemos". Primero la fe luego el entendimiento. 11:6 "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan". 

El conocimiento nunca santificará al corazón, ni conducirá a un discernimiento genuino del carácter y el origen divinos de la enseñanza de Cristo a no ser que ante todo esté presente la disposición de hacer la voluntad de Dios. Por eso podemos concluir que la acusación de los judíos (que Jesús estaba expresando su opinión personal) es mezquina.

En el v. 18 Quien tiene la disposición adecuada (v. 17), también buscará el ideal adecuado (v. 18). En el cristianismo es la gloria de Dios y no nuestra propia gloria. Si estás escuchando a alguien que está buscando su propia gloria y su propia honra, entonces ¡ojo! porque esta persona está mal. El que busca la gloria del Señor es verdadero.

Eran ellos (los religiosos) quienes siempre buscaban su propia gloria, hasta el extremo de que seis meses después de esta fiesta de los Tabernáculos, su envidia los condujo a entregar a Jesús para que fuera crucificado. No podían aceptar que hubiera tal interés por Jesús de parte de las multitudes, les podían desmontar el "chiringuito". Ellos buscaban su propia gloria, Jesús sólo pensaba en glorificar al Padre. ¿Quién era el verdadero?

En el v. 20 Entre la multitud hay quienes en ese momento no tienen deseo de dar muerte a Jesús, por eso exclaman: "¡Tienes un demonio! ¿quién procura matarte?". Esos peregrinos seguramente no sabían que los líderes de Jerusalén ya habían planeado en su corazón eliminarlo.

La gente suele ser lenta en darse cuenta de las tramas de los líderes "religiosos" por quienes tienen gran respeto. Por ejemplo, unos pocos líderes de posición elevada, llenos de envidia, traman la destrucción de esta o aquella persona. Trazan los planes con gran habilidad. La trama tiene éxito. La gente no suele nunca darse cuenta de lo sucedido. Si la víctima clamara: ¡Estos líderes están tramando destruirme", la multitud contestaría: "Eso no es así, te estás equivocando".

Ellos saben que el miedo es un arma poderosísima para el control de las multitudes, como lo refleja el v.13 del capítulo 7
7:13 Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos. 
Curioso que se tenga miedo del hombre (de los líderes religiosos) en lugar de tener miedo de Dios. Pero no te creas que esto es tan raro hoy en día. Hay gente que se puede tirar años obedeciendo a hombres que saben que no están en la voluntad de Dios, sólo por miedo a ellos. Por miedo a ser expulsado de su comunión. Si temes más a los hombres que a Dios: algo está mal.

No debemos temer a los hombres. Pr. 9:10 "El temor del Señor es el principio de la sabiduría". Pr. 29:25 "El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en el Señor será exaltado".
 

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